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PERDIZ ROJA (Alectoris rufa)
Es una especie de ave galliforme de la familia fasianidos de carne excelente muy apreciada por los cazadores.
Vive en el sudoeste de Europa, Francia y la península ibérica. Se ha naturalizado en el sur de Inglaterra, donde fue introducida como especie cinegética.
Es una especie principalmente terrestre, no migratoria, que forma bandos fuera de la temporada de reproducción. Se reproduce en tierras bajas secas, como las de agricultura de secano y áreas abiertas pedregosas, poniendo sus huevos en un nido en tierra. Corre con rapidez y tiene un vuelo corto y planeado.
En general se alimenta de semillas, pero los jóvenes en particular gustan de insectos como un suplemento proteico esencial. Suelen encontrarse con cierta regularidad en las cercanías de las fuentes de agua, charcas y arroyos, debido a que este elemento resulta necesario para su organismo en mayor medida que lo que ocurre con otras variedades o especies de aves.
Oscila entre los 33 y 40 cm de longitud, con una cola que supera los 10 cm de largo, y pesar hasta 525 gramos en el caso de los machos y 450 gramos en las hembras.
La perdiz roja vive en bandos familiares que denotan un buen estado general de la población cuando el número de individuos oscila entre 16 y 25 ejemplares. Ocupan un territorio pequeño, por término medio de unos 500 metros cuadrados, en gran parte debido a su carácter sedentario y la disminución de riesgos que supone no realizara grandes desplazamientos para alimentarse. Durante el periodo invernal la perdiz emite su canto peculiar por la mañana y a la puesta de sol y sobre todo cuando la bandada se ha dispersado y también para atraer al macho, Su canto consiste en chasquidos, sonidos graves y progresivamente más agudos, en forma de coré-ché, coré-ché-ché, o en forma de chak-chak-chakarrr. Al espantarse la bandada, todos los individuos salen corriendo en la misma dirección. Duermen generalmente en lugares abiertos que facilitan la huida y en las franjas horarias de más actividad (Atardecer y primeras horas de la mañana) se desplazan para comer caminando, mientras algún individuo permanece vigilando. Beben en las charcas y aprovechan el agua condensada por el rocío y a medio día se dedican a la higiene personal, cuidando su plumaje y tomando baños de arena.
La cabeza se caracteriza por la forma maciza de su base, con un pico de fuerte consistencia y de coloración roja brillante. Los ojos están ligeramente rasgados hacia atrás y presentan un color pardo claro. La nuca posee un tono gris vináceo muy subido, con el píleo castaño y el resto de la cabeza gris. Desde el ojo hasta la base del pico existe una franja negra, que contacta con las aberturas nasales y que se prolonga hacia atrás y por debajo, trazando una línea curva más gruesa y evidente con el punto de inflexión simétrico de la punta del pico, bajando hasta llegar al límite de la garganta.
El pecho y la zona superior del abdomen son grises cenizos con tonalidad parda. El extremo inferior del abdomen y la porción inferior de la cola muestran una tonalidad amarillenta anaranjada.
En la zona de los flancos tiene una tonalidad gris clara, que se ve interrumpida por una serie de franjas transversales, donde se alternan los colores blancos, rojos y castaños, ribeteados por una sutil línea de color negro.
Es en las patas donde se presenta una situación característica de dimorfismo sexual, ya que los machos poseen en la parte posterior de los tarsos una excrecencia de naturaleza córnea, llamada espolón. Las hembras, por su parte, carecen de este elemento o lo tienen de menor tamaño. En ambos casos, las huellas de la perdiz son bastante características, debido a que el dedo frontal medio posee una longitud casi doble que la de los dos laterales, separados por un ángulo muy semejante, en tanto que el dedo posterior se sitúa en la misma línea que el frontal medio.
Por lo general, la nidada está formada por una cantidad de huevos que oscila entre doce y dieciocho. Los huevos son de un tamaño que se puede considerar como grande si se tiene en cuenta las dimensiones comunes de una hembra de perdiz roja. La forma de los huevos es ovoidea, redondeada en los dos casquetes, con color de fondo amarillento rojizo salpicado de pequeñas manchas marrones oscuras. Estos huevos son de una notable consistencia, hecho que probablemente se encuentre vinculado con la escasa protección que les brinda el tosco nido en el que son incubados.
La incubación de los huevos de la perdiz roja es llevado a cabo por la hembra y, a veces, por el macho, y tiene una duración aproximada de veintitrés días, al cabo de los cuales nacen los polluelos que, a poco de abandonar el huevo, se encuentran en condiciones de buscar el alimento por sí mismos, aunque bajo la atenta vigilancia de su madre.
Las pequeñas perdices rojas no tardan demasiado en iniciarse en la práctica de correr y volar, encontrándose en condiciones de llevar a cabo estas actividades con perfección en un período inferior a un mes